Lo que nos separa de Nietzsche, Texto futurista de FT Marinetti
1.
Me pasaba algo muy seguido hace unos años cada vez que iba a alguna muestra de “arte contemporáneo” en Montevideo. Siempre era igual, el mismo hecho pero con sutiles variaciones. O me apoyaba en el lugar equivocado, o apagaba el cigarrillo en algo que no era un cenicero o me quedaba mirando (como un tarado) algo que en realidad no estaba ahí para ser mirado. Es decir; me apoyaba en una obra de arte o apagaba el cigarro en una obra de arte o me quedaba mirando algo pensando que era una obra de arte cuando en realidad no lo era (lo hacía hasta que alguien se me acercaba para aclararme mi confusión y decirme que la obra estaba en la pared de al lado). Me acuerdo como si hubiese pasado hace 10 minutos, de una nochecita en una muestra en la ciudad vieja, en la cual con unos conocidos nos quedamos unos instantes observando unos escombros que habían dejado los albañiles que habían remodelado el lugar pero a nosotros nos parecían mas interesantes que el resto de los objetos de la muestra. Paradójicamente tiempo después llegué a patear una “obra de arte” pensando que eran bolsas de escombros y desechos que alguien que había limpiado el local se había olvidado de retirar.
Bueno. PERDÓN. Lo hacía sin querer. Yo no tengo la culpa de que el devenir de la historia haya borroneado en algún momento los límites entre las obras de arte y cualquier objeto común y corriente. Obviamente esto no me pasaba con todas las obras ni en todas las muestras, pero como el límite se había vuelto muy difuso, tan difuso que no existía.
2.
¿Cómo se llegó a este punto? Por más que a lo largo de la historia de la humanidad, la palabra “arte” ha designado a una enorme (y a veces incompatible) variedad de actividades, no creo que nunca antes haya pasado algo así. El arte no fue siempre lo mismo, pero solía haber límites más claros. Esto es arte, esto no lo es. Entonces, ¿en qué rosca mental se envolvió la humanidad en el siglo pasado para llegar a esto? ¿Qué fue lo que pasó?
Evidentemente de esto ya se ha escrito mucho, y hay toda una sucesión de hechos que pueden arrancar en el mingitorio de Duchamp y terminar en la pasada bienal “conceptual” de San Pablo, así que no voy a tratar de hacer un ensayo universal sobre el tema, pero si quiero hacer notar como estos procesos han influido de manera notable en el empobrecimiento/idiotizamiento generalizado del arte local de las últimas décadas.
Hay dos maneras de explicar esto. La primera es la más evidente. Durante la primera mitad del Siglo XX el concepto de arte vivió un proceso de secularización total que lo dejó solo y a la deriva, preguntándose que es, donde vino, hacia donde va y todo eso. El arte en general (y todas las disciplinas por separado, pintura, música, etc.) se vieron envueltas en ese proceso, buscando forzar esos límites hasta que no pudieron hacerlo mas. Por alguna razón nunca salimos de ese proceso, por lo que el límite de lo que es y no es arte sigue siendo confuso, extendiendo al infinito ese continuo, eterno e inocuo debate.
Así fue que quedó un gran margen de acción para charlatanes, que con el uso de la retorica justifican cualquier sobra de guiso o bolsa de escombros como obra de arte. Si había una teoría atrás que la validara como tal, esa peluca de tu abuela vomitada por el gato de la vecina podía lograr a llegar a una exposición (¡y ganar premios!).
Promediando el siglo pasado se formó el caldo de cultivo para que surja con fuerza la segunda parte del problema: el arte conceptual.
No es que no lo considere importante. No es que no lo considere valido para su contexto histórico. No es que no considere que haya aportado nada a la historia del arte. No es que nada nunca del arte conceptual me haya parecido interesante o me haya gustado. Hay cosas que me gustaron mucho. Lo único que digo es que décadas después de su surgimiento, sus consecuencias son nefastas. El arte conceptual tuvo su momento interesante, y pudo que haya aportado algo a la historia del arte, pero lo que debió ser una fase, una anécdota de un periodo de crisis, se termino degenerándose en la lógica dominante. Hoy, inclusive en el mundo de las artes visuales, lo conceptual lo domina todo.