La cosa más importante que puede hacer un escritor es escribir una prosa comunicativa, de buen ritmo y estructura. Por debajo de eso tiene que haber una creencia en algo en algo, convicciones reales, auténticas. No las convicciones del editor, o lo que uno cree que son las convicciones del público que compra (la televisión opera sobre esa base: qué comprará el público, y se lo da), sino la idea de creer en algo. Pienso que cualquier escritor que cree real y auténticamente en algo, cuenta con un plus cualitativo; aunque no escriba tan bien como Joe Fulano, eso es lo se impondrá y atraerá a los editores y también al público. Me he pasado la mitad de la vida o más preocupado acerca de qué es lo que la gente cree, y dándole vueltas en la cabeza, pero tengo cada vez más la sensación de que busco a gente que crea en algo y casi no me importa qué sea. No hay por qué ponerse extremo al respecto y decir que se cree en el sadomasoquismo o en el fascismo o en algo por el estilo. Ustedes saben perfectamente bien que no hablo de situaciones extremas, pero el mundo y los Estados Unidos en especial parecen estar poblados cada vez más por personas de mente liberal que tienen la habilidad de ver los dos lados de un problema y emplean esa habilidad para autoanularse. Andan por ahí como ceros a la izquierda.
Theodore Sturgeon, recogido -no dice de donde, ni cuando lo dijo- en el primer número de la revista El Pendulo, Buenos Aires, Argentina, Mayo, 1981.