No voy a desarrollar esto nunca.
Tenés que ser muy amargo para que no te gusten las películas de Tarantino. En serio. Tenés que estar muy en pose de superado me-la-sé-todas para estar en frente de una película de Tarantino y no poder disfrutarla. Tenés que estar muy mal para haber visto Kill Bill y en lugar de terminar satisfecho, empachado, regocijado después de haber visto 3 horas de puro y glorioso cine espectacular, dedicas tu charla de bar o comentario de sabelotodo a criticar el dialogo entre Bill y Beatrix Kiddo sobre Superman porque no-se-sabe-bien-cual-rebuscada-razón. Más aun cuando supuestamente cuando esas críticas eran porque supuestamente lo que se decía en el dialogo no era correcto en términos estrictamente nerds (la idea de dialogo era probar un punto en el argumento de la película, no hacer una referencia “correcta” al mundo de los comics. Hay mucha gente que aún no entiende que por más que las películas de Tarantino están llenas de referencia no tratan sobre esas referencias).
No importa el mundo real en las películas. No solo por la razón ya bien desarrollada por Brecht de que hay que distanciarse de la realidad para poder apreciarla mejor, sino porque en las películas solo importa en mundo que se crea dentro de ellas, y solo dentro de ellas se debe exigirles coherencia.
A ver. No está mal las películas de Tarantino no te gusten, a uno puede gustarle o no gustarle cualquier cosa. Pero lo que si considero imperdonable y pelotudo es ir a ver sus películas estrictamente para buscarles defectos, patinadas, pequeños errores. Por alguna extraña razón y por más que este él solo tratando de salvar a Hollywood de sus calamitoso estado actual, a Tarantino se le exige mucho más que a cualquier otro director. Muchísimo más. Hay gente que se ha dedicado a ver si pueden pescar en falso al mejor director de cine de la actualidad, queriendo así probar su ilusión personal de macho alfa y hacerle creer por media hora a la minita de turno que son más listos que Tarantino. Yo hubiese hecho que…todo condicional, el asunto es que no hiciste nada.