20091106


Debes combatir con encarnizamiento estos tres enemigos irreductibles y corruptores del arte: la Imitación, la Prudencia y el Dinero, que se resumen en uno solo: la Cobardía.

Lo que nos separa de Nietzsche
, Texto futurista de FT Marinetti

1.
Me pasaba algo muy seguido hace unos años cada vez que iba a alguna muestra de “arte contemporáneo” en Montevideo. Siempre era igual, el mismo hecho pero con sutiles variaciones. O me apoyaba en el lugar equivocado, o apagaba el cigarrillo en algo que no era un cenicero o me quedaba mirando (como un tarado) algo que en realidad no estaba ahí para ser mirado. Es decir; me apoyaba en una obra de arte o apagaba el cigarro en una obra de arte o me quedaba mirando algo pensando que era una obra de arte cuando en realidad no lo era (lo hacía hasta que alguien se me acercaba para aclararme mi confusión y decirme que la obra estaba en la pared de al lado). Me acuerdo como si hubiese pasado hace 10 minutos, de una nochecita en una muestra en la ciudad vieja, en la cual con unos conocidos nos quedamos unos instantes observando unos escombros que habían dejado los albañiles que habían remodelado el lugar pero a nosotros nos parecían mas interesantes que el resto de los objetos de la muestra. Paradójicamente tiempo después llegué a patear una “obra de arte” pensando que eran bolsas de escombros y desechos que alguien que había limpiado el local se había olvidado de retirar.
Bueno. PERDÓN. Lo hacía sin querer. Yo no tengo la culpa de que el devenir de la historia haya borroneado en algún momento los límites entre las obras de arte y cualquier objeto común y corriente. Obviamente esto no me pasaba con todas las obras ni en todas las muestras, pero como el límite se había vuelto muy difuso, tan difuso que no existía.

2.

¿Cómo se llegó a este punto? Por más que a lo largo de la historia de la humanidad, la palabra “arte” ha designado a una enorme (y a veces incompatible) variedad de actividades, no creo que nunca antes haya pasado algo así. El arte no fue siempre lo mismo, pero solía haber límites más claros. Esto es arte, esto no lo es. Entonces, ¿en qué rosca mental se envolvió la humanidad en el siglo pasado para llegar a esto? ¿Qué fue lo que pasó?

Evidentemente de esto ya se ha escrito mucho, y hay toda una sucesión de hechos que pueden arrancar en el mingitorio de Duchamp y terminar en la pasada bienal “conceptual” de San Pablo, así que no voy a tratar de hacer un ensayo universal sobre el tema, pero si quiero hacer notar como estos procesos han influido de manera notable en el empobrecimiento/idiotizamiento generalizado del arte local de las últimas décadas.

Hay dos maneras de explicar esto. La primera es la más evidente. Durante la primera mitad del Siglo XX el concepto de arte vivió un proceso de secularización total que lo dejó solo y a la deriva, preguntándose que es, donde vino, hacia donde va y todo eso. El arte en general (y todas las disciplinas por separado, pintura, música, etc.) se vieron envueltas en ese proceso, buscando forzar esos límites hasta que no pudieron hacerlo mas. Por alguna razón nunca salimos de ese proceso, por lo que el límite de lo que es y no es arte sigue siendo confuso, extendiendo al infinito ese continuo, eterno e inocuo debate.
Así fue que quedó un gran margen de acción para charlatanes, que con el uso de la retorica justifican cualquier sobra de guiso o bolsa de escombros como obra de arte. Si había una teoría atrás que la validara como tal, esa peluca de tu abuela vomitada por el gato de la vecina podía lograr a llegar a una exposición (¡y ganar premios!).
Promediando el siglo pasado se formó el caldo de cultivo para que surja con fuerza la segunda parte del problema: el arte conceptual.
No es que no lo considere importante. No es que no lo considere valido para su contexto histórico. No es que no considere que haya aportado nada a la historia del arte. No es que nada nunca del arte conceptual me haya parecido interesante o me haya gustado. Hay cosas que me gustaron mucho. Lo único que digo es que décadas después de su surgimiento, sus consecuencias son nefastas. El arte conceptual tuvo su momento interesante, y pudo que haya aportado algo a la historia del arte, pero lo que debió ser una fase, una anécdota de un periodo de crisis, se termino degenerándose en la lógica dominante. Hoy, inclusive en el mundo de las artes visuales, lo conceptual lo domina todo.


Es en este desplazamiento hacia lo teórico como eje central de la creación artística en la empezamos bailar (y resbalar) sobre un montón de mierda.

Y es aquí donde empezó el problema, ya que si dejamos que sean las habilidades retoricas de los críticos o curadores de turno las que fundamenten cualquier sorete con palitos como obra de arte estamos perdidos. Mas perd
idos que nunca. Las definiciones requieren límites, porque si todo es arte, nada es arte.
Como hay teorías que lo justifican todo, cierta exigencia se ha perdido y muchas muestras de gente supuestamente importante parecen carteleras escolares. El relativismo en que estamos inmersos, en que cualquier cosa puede ser arte ha hecho que se pierda la exigencia y ese espíritu samurái de perfeccionamiento que tuvieron los grandes artistas del pasado . Desaparece el anhelo de obras maestras y cualquier cosa pasa a formar parte del canon actual. Ok, hay cosas que me parecen lindas o interesantes (igual, muy pocas), pero yo no quiero que las cosas me parezcan lindas, lindas son las chicas y los gatos; yo quiero algo que me sacuda, que me conmueva, que me tire para atrás. Quiero sufrir el puto Síndrome de Stendhal.

Hoy en día no solo se ha vuelto confuso el límite entre la obra de arte y cualquier objeto. También se ha vuelto confuso el límite entre arte y decoración, arte y simple ingenio, arte y cualquier expresión de creatividad y lo peor de todo, se ha vuelto confuso el límite entre el arte y su opuesto más extremo: la publicidad. Lamento parecer anticuad
o e idealista, pero la publicidad y el arte son universos que no se tocan jamás. Si uno se dedica a la publicidad, ha tomado una decisión, y esa decisión es no tener nada que ver con el mundo de arte. Si si. Que retrogrado y cerrado que soy. No tendré mucha gente que me apoye en esto, me chupa un huevo.

3.
Volvamos a las exposiciones en que yo hacía desastres. ¿Que era lo que en estas exposiciones diferenciaba lo que era una obra y lo que no era una obra de arte? Generalmente nada, salvo el texto del catalogo de la exposición que lo justificaba como tal. Y en el 99% de los casos se trata de una pseudo jerga estética hueca, que aparenta decir algo cuando en realidad no dice nada, cuyo único logro es llegar combinar las características de críptico y vacio como nunca antes en la historia de la escritura. Son solo palabras amontonadas. Nada más. No voy a dar ejemplos concretos. No hoy. No porque no quiero meterme con alguien en particular cuando el problema es general. Todos. Si. Todos. Todos ustedes.
Varias veces he escuchado o leído frases que empiezan como estas: “el concepto detrás de la obra”, “el significado” o como incluso he llegado a escuchar “el marco teórico”. ¿¿¿Desde cuándo las obras necesitan un marco teórico para justificarse???. Incluso lo he visto en requisito para presentarse a concursos o becas: ahora uno de explicar sus intenciones teóricas. Repito: esto ha llegado incluso a las artes visuales: ¿Desde cuándo un pintor debe justificar su pintura con un marco teórico? Tamos todos locos.
Muchas veces cuando he manifestado mi incomprensión o insatisfacción con alguna obra de arte siempre salta alguien diciéndome: “Lo que pasa es que tenés que saber el concepto que tiene detrás la obra” y ahí empieza el discurso (casi siempre con la misma frase): “Lo que el artista quiso decir es que...”

A ver a ver a ver.

Averaveraver…“lo que artista quiso decir…lo que el artista quiso decir…..”


Si quiso decir eso y le parecía tan importante: ¡¿Porque mierda no lo dijo?!. ¿Por qué escondió ese concepto detrás de una obra? Si el tipo quería decir algo sobre la desforestación en la Amazonia o las diferencia de género: ¿porque hizo ese mamarracho feo e incomprensible y no se le ocurrió que era mejor escribir un ensayo, un artículo en un diario o directamente dedicarse al activismo?

4.

“La mejor manera de comenzar es decir: Balthus es un pintor del cual no se sabe nada. Y, ahora, contemplemos sus obras”

Texto que envió Balthus a la Tate Gallery cuando esta organizó una exposición sobre él en 1967 y le pidieron a él un texto biográfico


“La perfección es u
na montaña imposible de escalar que debe ser escalada a diario”. Credo del samurái.

5.
Hay algo que hace a todo esto peor aun y es que, ante un panorama tan pobre para los sentidos, el concepto no solo justifica cualquier cagada sino que por esa misma razón, se trata de hacer lo mas público y explicito posible. Lógico, ya que sin él, las obras no se sostienen.
Una amiga me dijo una vez que la única diferencia entre lo que podía hacer ella y un afamado artista de Nueva York que ella conocía era que el artista tenía como justificarse teóricamente. ¿Como una idea tan estúpida puede aceptarse sin cuestionarla?

Vayamos por partes. Es obvio que las obras de arte tiene un concepto detrás. Uno o varios. Una de las cosas maravillosas que tiene el arte es poder expresar conceptos oscuros de manera directa, concreta y emocionante. Una vez alguien dijo que el arte era lo que lograba decir cosas complejas de manera simple. Es tratar de lograr crear una sensación tan poderosa como compleja, que nunca se puede explicar con palabras. Nunca se puede resumir en un texto. Cualquier obra que se explique de manera redactada en una carilla no es una obra de arte.


Si
empre pensé que un artista que explicaba sus obras era casi por defecto un chanta. En lo que se refiera a un manual personal de cómo manejarme en la vida hay una regla esencial: LAS OBRAS NUNCA SE EXPLICAN.
No solo porque las obras deben mantener algo de misterio, no solo para librar a la obra a un dialogo con un espectador sin guías de cómo interpretarla, no solo porque la forma es lo esencial, sino por algo más básico aun: la obra misma es la explicación. Si una obra necesita una explicación extra para poder ser validada no es una obra, hay algo mal hecho. Aquí uso la analogía del chiste. Si un chiste es bueno y está bien contado, la gente se ríe. Si contás un chiste, nadie se ríe, y necesitas explicarlo, es porque algo hiciste mal. El significado está en la obra. La idea del arte es decir o expresar cosas que no se pueden decir con palabras, si algo se puede decir con palabras a escribir tratados, novelas o posts o lo que sea.

Es así que el placer estético se ha sustituido por el placer intelectual y la búsqueda de la emoción y la belleza se ha perdido completamente. No digo que el arte no deba generar reacciones intelectuales, digo que el arte debe buscar generar reacciones emocionales nuevas, ocultas y hasta desconocidas en el espectador, producir a través de la belleza una reacción o quiebre emocional y ese quiebre puede llevar luego a posibilitar una reacción intelectual. Pero todo este proceso es en realidad inexplicable.

La última razón por la que las obras no se explican mediante la teoría es la más obvia de todas. Los artistas no saben muy bien porque hacen las cosa
s. Es un misterio, uno no sabe muy bien lo que hace, se mueve por instinto, sin saber hacia dónde va, medio a la deriva, es imposible explicarlo. Si uno se ve forzado a justificar su obra intelectualmente se ve forzado necesariamente a mentir e inventar cosas que no existen. Es el mismo proceso, el de hacer arte, el de la búsqueda de algo oculto y misterioso.

Es como dice la canción de John Cale, Engine:

I got something locked up inside me/ Wanna find out what it is/ Wanna find out what that something is that's driving me out of my mind/ What's that burning/ What's that burning, Burning, burning in my blood


Esto es tan obvio que no debería ni estar explicándolo.





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