20091024

¿Es Inglourious Basterds el primer filme clásico de Tarantino?. No me refiero a “clásico” en sentido de la dimensión histórica, ya que todas sus películas anteriores lo son, sino al término en relación a la categorización clásico-moderno-posmoderno.

No voy a desarrollar esto nunca.




















Tenés que ser muy amargo para que no te gusten las películas de Tarantino. En serio. Tenés que estar muy en pose de superado me-la-sé-todas para estar en frente de una película de Tarantino y no poder disfrutarla. Tenés que estar muy mal para haber visto Kill Bill y en lugar de terminar satisfecho, empachado, regocijado después de haber visto 3 horas de puro y glorioso cine espectacular, dedicas tu charla de bar o comentario de sabelotodo a criticar el dialogo entre Bill y Beatrix Kiddo sobre Superman porque no-se-sabe-bien-cual-rebuscada-razón. Más aun cuando supuestamente cuando esas críticas eran porque supuestamente lo que se decía en el dialogo no era correcto en términos estrictamente nerds (la idea de dialogo era probar un punto en el argumento de la película, no hacer una referencia “correcta” al mundo de los comics. Hay mucha gente que aún no entiende que por más que las películas de Tarantino están llenas de referencia no tratan sobre esas referencias).
No importa el mundo real en las películas. No solo por la razón ya bien desarrollada por Brecht de que hay que distanciarse de la realidad para poder apreciarla mejor, sino porque en las películas solo importa en mundo que se crea dentro de ellas, y solo dentro de ellas se debe exigirles coherencia.
A ver. No está mal las películas de Tarantino no te gusten, a uno puede gustarle o no gustarle cualquier cosa. Pero lo que si considero imperdonable y pelotudo es ir a ver sus películas estrictamente para buscarles defectos, patinadas, pequeños errores. Por alguna extraña razón y por más que este él solo tratando de salvar a Hollywood de sus calamitoso estado actual, a Tarantino se le exige mucho más que a cualquier otro director. Muchísimo más. Hay gente que se ha dedicado a ver si pueden pescar en falso al mejor director de cine de la actualidad, queriendo así probar su ilusión personal de macho alfa y hacerle creer por media hora a la minita de turno que son más listos que Tarantino. Yo hubiese hecho que…todo condicional, el asunto es que no hiciste nada.


Hablando de cosas irreales y referencia incorrectas, me imagino que pensará alguna gente sobre Bastardos sin gloria, una película que se desarrolla en la Segunda Guerra Mundial y en donde nada de lo que se narra ocurrió realmente, ni siquiera de cerca. Tarantino hablaba de su deseo de hacer una suerte de spaghetti western ambientando en la segunda guerra mundial. Se podría decir que técnicamente lo que quería hacer era lo que se llama una macaroni war movie, el equivalente al spaghetti western para el género bélico, pero Bastardos sin gloria tiene lo suficiente de western como para ser considerado como tal.
Repasando: tanto los spaghetti western como macaroni war movies eran películas europeas (casi siempre italianas) que copiaban el modelo de películas de Hollywood pero con mucha libertad y exagerando elementos que por distintas razones no se podían mostrar en Hollywood: más violencia, mas sexo, mas sangre, más morbo, mas mugre pero sobretodo: más libertad narrativa y por lo tanto más imaginación. Es así que los westerns italianos daban un salto aun más profundo en el mundo de la representación que sus predecesores estadounidenses. Mientras que para los yanquis, los westerns tenían que ver con su propia historia y con la construcción de su identidad nacional a través de los mitos, para los italianos esa responsabilidad no existía (al punto que muchos westerns italianos se encargaban alegremente de destruir los mitos creados en las películas americanas, el mundo ideal creado en EEUU era destrozado en Italia). Ellos estaban libres de cualquier responsabilidad histórica, por lo que sus westerns son pura fantasía. Pero al mismo tiempo no era una fantasía cualquiera, sino que una fantasía basada en parte en la dimensión cinematográfica que daban los americanos a su construcción histórica a través del cine. Eran películas basadas -con mucha libertad- en el mundo de la representación, pero no en la historia. Hay un juego muy interesante de cómo en el dialogo entre las películas de Hollywood y las italianas se interactúa entre las esferas de realidad, mito y ficción con muchos idas y vueltas.
Entendiendo un poco esto entendemos como con Bastardos sin Gloria Tarantino da un salto adelante a lo que se refiere a las películas de la Segunda Guerra Mundial hechas en Hollywood, y conociendo el efecto domino que provocan las películas de Tarantino, puede tratarse de la primera de una nueva era en películas de este subgénero. Aquí la guerra sirve poco más que como un escenario, para plantear bandos rivales en donde desarrollar la historia (OK, no es un escenario cualquiera, pero al no tratar a la guerra con fines historicistas, esta se convierte en uno). Estamos muy lejos de esas típicas películas oscarizables, las de salvar al solado americano perdido, las de esas conmovedoras historias sobre la resistencia y permanente escape y sobrevivencia al ubicuo aparato nazi o esas lacrimógenas historias desarrolladas en campos de concentración (debe ser la primer película de Hollywood sobre la segunda guerra en que ni siquiera se nombran los campos de concentración). Tampoco se trata de un elseworld, un what if… ya que para eso la película debería empezar sobre el final del filme, donde los retorcijones con la historia oficial se manifiestan con más intensidad (la destrucción del cine con todos los jerarcas nazis dentro). No hay lagrimas, no hay niños y mujeres mandados a cámaras de gas, no hay escenas para llorar a puro golpe bajo. No. No hay nada de eso, aquí lo que hay es una pandilla de fuckin judíos cuya única misión es matar la mayor cantidad de motherfuckers nazis posible (coleccionando sus cabelleras, sus scalps) e introducir así el miedo en filas enemigas, a través del mito y la leyenda. La colección de seres humanos que conforman esta pandilla de bastardos (liderados por el sureño Aldo Raine, Brad Pitt) tiene mucho más de las bandas de delincuentes típicas en las películas de Tarantino (onda Perros de la calle) que de los típicos héroes de guerra de las películas yanquis. La otra historia que se desarrolla en la película de la de una chica judía, Shoshana (Melanie Laurent), dueña de un cine, que busca venganza que la matanza de su familia a cargo de Hans Landa (el cazador de judíos, Christoph Waltz impecable).
Nada más ni nada menos: coleccionar victimas por un lado, venganza por el otro. Dos historias bastante lineales y simples, que nunca se cruzan por más que confluyan en el final. Si bien como siempre hay una galería bastante importante de personajes secundarios, no se trata de una película coral. Más bien, se tratan de dos películas. Las dos historias son tratadas con importancia y cada una de ellas es tratada con protagonismo. Lo curioso es que las dos historias confluyan en el mismo final, o más bien, en el mismo lugar, pero siendo –dentro de la ficción- inconscientes una de la otra. Ni los bastardos de Raine saben de los planes de Shoshanna para quemar el cine con todos los jefes nazis dentro ni esta sabe de los planes (ni de la existencia) de los bastardos que planean infiltrarse en el estreno de la película de propaganda nazi Nation`s Pride (referencia a Nacimiento de una Nación de Griffith, clásico del cine mudo, tan importante para la construcción del ideal norteamericano como racista) y generar una matanza de nazis.
Y lo principal en la película es el suspenso. Es probablemente la película más hitchcockeana de Tarantino. Aquí hay otra vez grandes escenas de diálogos, pero esta vez no se trata de rellenar al asunto con referencias a la cultura pop o de desviar la trama hacia por otros lados. Aquí los largos diálogos de Tarantino son generados para crear tensión y suspenso. Siempre la situación es de algo que está a punto de descubrirse, algo a punto de estallar, situaciones delicadas en donde la tensión se hace insostenible y los diálogos se tratan de verdaderas batallas psicológicas en donde algo puede o no pasar en cualquier momento. El mayor suspense se da en la historia de toda la película, como ya dije se trata de dos historias paralelas que se juntar sobre el final, pero que en realidad nunca se juntan. Las dos tienen un plot point que desemboca en el estreno de la película de propaganda nazi, la tensión de cuando y como se van a juntar es uno de los elementos de suspenso que dan unidad a la película.
Como decía, esto abre un nuevo universo para las películas de la segunda guerra. No mas moralina, no mas pedidos de memoria, no mas solemnidad, no solo porque Tarantino las haya destrozado por medio del ridículo, sino que con Bastardos sin Gloria, abriendo el campo fantástico para que Hitler pueda ser asesinado como cualquier archienemigo por un superhéroe, sino porque al mismo tiempo (como me señalo en un momento Agustín Acevedo Kanopa) manifiesta deseos inconscientes de venganza del pueblo judío, mucho más efectivos que pomposos pedidos de memoria. A menos que sea muy mal interpretada, la película sustituiría a El Pianista o La lista de Schindler. Es la alegría de la venganza, matar a Hitler a balazos y garrotazos, que mejor que eso que la historia verdadera.
Otra vez mas la película está llena de referencias con otras obras o películas. Como ya dije antes, las películas de Tarantino están siempre llenas de ellas, pero no tratan sobre ellas. Uno puedo verlas perfectamente sin saber que existen, no son películas para iniciados ni nerds del cine. Algo que muchos de sus imitadores no entendieron nunca y en este mundo cultural en que la referencia y guiñada cómplice se ha vuelto el centro y justificativo de muchas porquerías se debería aprender más. Así que no voy a hablar de estas referencias, ya que son permanentes y en muchas direcciones. Pero hay una que me interesó y con esto termino.
En ese final glorioso, espectacular y brianpalmaesco final en donde el imperio nazi muere quemado en un cine (bastante simbólico ya que esta película pareciera querer matar el mito nazi) una canción de Bowie (Cat People, putting out fire) se cuela dándole un toque fastuoso a la misma. La canción no es original para la película, sino que fue compuesta originalmente para la remake ochentosa de Paul Schrader de la película de los 40s de Jaques Tourneur, Cat People. En esta versión estaba protagonizada por Nastassja Kinski, actriz en la que Tarantino había pensado originalmente para protagonizar Bastardos sin Gloria. Así como Hitchcock se tuvo que conformar con Kim Novak para protagonizar Vértigo cuando en realidad quería a Vera Miles, Tarantino tuvo que conformarse con Melanie Laurent para Bastardos sin Gloria cuando quería a la Kinki. Si bien Laurent (como Novak) está maravillosa en su papel y probablemente pase a la historia con él, Tarantino no se resistió a hacer ese juego de referencias para señalar ese detalle.

Pero a quien le importa.


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