-Me habló...en su propio lenguaje -dijo Kolff con voz pastosa-. Durante media hora. Lo tengo todo grabado. Mañana se lo daré al ordenador para el análisis. Pero puedo afirmar que no era ningún fraude. Sólo un genio de la lingüística podría haber inventado un leguaje como ése, y no lo habría hecho tan bien. -Kolff se dio una palmada en la frente-. ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Un hombre llegado a través del tiempo! ¿Cómo es posible?.
-¿Le comprendiste? -preguntó Heyman.
-Dadme algo más de beber -dijo Kolff. Aceptó la botella de bourbon que le tendía Aster y se la llevó a los labios. Se rascó su velludo vientre. Se pasó la mano ante los ojos como si estuviera intentando barrer telarañas. Y, finalmente, dijo-: No, no le entendí. Sólo detecté pautas. Habla el niño del inglés...pero es un inglés tan alejado de nuestro tiempo como el lenguaje de la Crónica Anglosajona. Está lleno de raíces asiáticas. Pedazos de mandarín, pedazos de bengalí, pedazos de japonés. Estoy seguro que hay árabe en él. Y malayo. Es un chop-suey de lenguajes. -Kolff eructó. Mirad, nuestro inglés ya es un gran estofado. Tiene danés, francés normando, sajón, un lío de cosas, dos corrientes, una latina y una teutónica. Por lo tanto tenemos palabras duplicadas que quieren decir lo mismo, pero que vienen de cada corriente. Sin embargo, las dos fluyen de la misma fuente, la vieja lengua mutter indoeuropea. En el tiempo de Vorman ya han cambiado eso. Han tomado palabras de otros grupos ancestrales. Le han dado vueltas a todo. ¡Qué lenguaje! Puedes decir cualquier cosa en un lenguaje como ése. ¡Cualquier cosa! Pero ahí solo están las raices. Las palabras han sido pulidas igual que guijarros en un arroyo, toda aspereza ha quedado suavizada, las inflexiones se han esfumado. Emite diez sónidos y transmite veinte frases. La gramática...me harían falta cincuenta años más para encontrar la grámatica. Y quinientos para entenderla. El desprenderse de la grámatica...una bullabesa de sonidos, un pot-au-feu del lenguaje...¡increíble! ¡increíble! Se ha producido otro desplazamiento de vocales, mucho más radical que el último. Habla...es como poesía. Un sueño de poesía que nadie puede comprender. Sólo cogí fragmentos, trozos...-Kolff se quedó callado. Se dio masaje en la inmensa bóveda de su vientre. Nunca le había visto ponerse serio antes. Fue un instante profundamente conmovedor.
(Fragmento de Las Mascaras del Tiempo de Robert Silverberg)
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